Cocer láminas de carne de cordero en una caldera con agua hirviendo es una tradición de los chinos que data de hace 10.000 años. Los trípodes que se exhiben actualmente en museos son, en realidad, el prototipo antiguo de la caldera.
Se dice que esta tradición fue inventada por los descendientes de Gengis Khan. Los mongoles tenían el gusto de comer carne de cordero, pero en las batallas del pasado cocinar el cordero llevaba mucho tiempo. Por eso, se les ocurrió cortar la carne ovina congelada en láminas finas que se metían en agua hirviendo y se las sacaba para comerlas poniendo un poquito de sal. El sabor era fresco y exquisito y todo el proceso era fácil y duraba sólo unos minutos. Ése fue el origen de las láminas de cordero hervidas.
Hoy día, este plato sigue siendo uno de los más populares de esta índole culinaria. ‘Donglaishun’, un restaurante de tradición centenaria en Beijing, ofrece este plato con caldera de cobre, carbón y carne tierna de cordero de pradera. La carne es cortada en tajadas finas de menos de un milímetro de espesor y se cuecen tan pronto se las mete en el agua hirviendo. El plato tradicional usa simplemente agua clara, junto con una decena de condimentos como salsa de sésamo, de soja, vinagre de arroz, licor de arroz glutinoso, aceite picante, aceite de camarón, requesón de soja fermentado, flor de cebollino chino ensalada, ajo azucarado, perejil y picadura de puerro.
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